Es una cualidad que implica destreza, habilidad y soltura en las realizaciones motrices. Está íntimamente ligada con los canales perceptivos (visual, auditivo, kinestéstico) para el manejo del cuerpo en las translaciones, recepción de una pelota, descarga de tensión muscular en una ejecución, balanceo, apoyos, etc.
La etapa óptima de trabajo va desde el inicio, hasta los 10/11 años, luego se seguirá trabajando en aspectos de coordinación, pero con menos enfasís porque deben entrar en juego otros contenidos físicos.
Es importante la diversificación de los ejercicios trabajando con pelotas para familiarizar a los chicos en la vivencia de su cuerpo en movimiento con relación a las direcciones (espacio) timming (tiempo) de una pelota en movimiento (objeto). Enriquecer las experiencias motrices es brindarles a los chicos un bagaje coordinativo para futuras realizaciones en técnicas más complejas.